viernes, 9 de septiembre de 2011

La importancia de la ética para los negocios - Parte I

1)   Las malas prácticas de negocios tienen el potencial de infligir un enorme daño en las personas, comunidades y el medio ambiente.
A pesar de que el sistema de justicia estadounidense, a través de su Tribunal Supremo, haya dado su veredicto a favor de Wal-Mart, al examinar el caso de discriminación sexual, por el cual fue acusado, y los argumentos que la empresa expuso en su defensa, sin duda alguna, el hecho de que se la haya inmiscuido en un proceso judicial por aquel motivo pone en evidencia la insatisfacción laboral que genera la empresa a sus trabajadoras, lo cual constituye de por sí un daño hacia ellas. Testimonios, como los de Betty Dukes, quien asegura haber sido discriminada por ser mujer y de raza negra, y Christine Kwapnoski, quien dice haber recibido malos tratos de parte de su jefe y que no observó la misma conducta con sus compañeros masculinos, nos hacen pensar que Wal-Mart sí ejercía malas prácticas laborales internamente: oportunidades de ascenso, de mejora de sueldo, además del esperado trato equitativo entre trabajadores de ambos sexos, parecen ser efectivamente pisoteadas por la organización, lo cual puede generar a su vez un mal concepto de la misma, tanto en las mentes de las trabajadoras de Wal-Mart, que probablemente no se han sentido afectadas y por ello no han presentado demanda alguna, como de aquellas personas, especialmente mujeres, que han pensado en trabajar ahí.
Una mala imagen de Wal-Mart aflora y seguramente esto será un denominador común para que los potenciales trabajadores de empresas que se dediquen al mismo rubro que el de Wal-Mart (venta minorista en modalidad de retail) las juzguen y perciban cierta inseguridad en sus condiciones de trabajo dentro de las mismas.
De esta manera, las opciones de empleo, a su vez, podrían verse disminuidas en caso que las personas, sobre todo las mujeres, tomen muy en cuenta el no querer arriesgarse a recibir malos tratos y a ser víctimas del techo de cristal en su búsqueda de hacer línea de carrera en esta clase de empresas: simplemente descartan toda opción de trabajar en este tipo de empleo dentro de esta clase de empresas.
Por otro lado, hay que considerar el daño que esta situación genera a las empleadas que se arriesgan a demandar colectivamente a Wal-Mart esperando conseguir una respuesta a favor de ellas: los costos de transacción (de tiempo y dinero empleados fundamentalmente por concepto de contratación de abogados, colaboración en la elaboración de argumentos a favor de ellas, acudir a la corte, etc.) casi siempre no son fácilmente llevaderos y son origen de gran frustración cuando finalmente se observa que la inversión realizada en ellos no lleva a los veredictos esperados en el Tribunal Supremo.


2)   Se necesitan mejores herramientas para comprender cómo responder a las expectativas de los stakeholders.
Los stakeholders más importantes en el caso son las empleadas y ex empleadas que han denunciado prácticas discriminatorias por concepto de género y las mujeres de la comunidad estadounidense, estas últimas se hicieron presente en el caso al organizar una huelga, a favor de la demanda hecha hacia Wal-Mart, fuera del Tribunal Supremo. Las expectativas de estos grupos de interés se centralizan en el hecho de que se cumpla con la igualdad de géneros en materia de sueldos y promociones dentro de la empresa. Al tener esto claro, se puede pensar en maneras efectivas de responder aquellas demandas de equidad laboral que piden las empleadas y las mujeres norteamericanas en cualquier trabajo que ocupen y corregir las formas actuales como se están llevando a cabo las relaciones laborales dentro de Wal-Mart, quien, a pesar de su situación respecto a la demanda que se la presentado,  ha manifestado tener claras políticas anti-discriminación aplicadas a sus miembros. Resulta curioso, y hasta estratégico, que justamente sea la vicepresidente de Wal-Mart, Gisel Ruiz, una mujer con alto puesto organizacional, quien haya dado declaraciones de satisfacción por la decisión tomada por el Tribunal Supremo sobre el caso. Se señala además que la conducta discriminatoria, origen de la acusación, no representa una conducta de toda la empresa.
En todo caso, lo que se espera es que se encuentren formas adecuadas para combatir los pensamientos, actitudes y conductas discriminatorias que posiblemente puedan estar siendo manifestadas por algunos trabajadores de la empresa hacia sus pares femeninas y sancionar justamente estas prácticas: aplicación de evaluaciones de clima laboral, su correcta interpretación y toma de decisiones a partir de ella es clave para detectar cualquier problema respecto a las relaciones entre empleados.
Por otro lado, las aplicaciones de auditorías, con especial centralización en el tema del personal, sería también una buena opción, además de imparcial, para detectar potenciales problemas de discriminación manifestados por algunos miembros de Wal-Mart.
El diálogo transparente y tranquilo es importante, como forma de corregir y presentar opciones, si es que se ha detectado a algún grupo de individuos que propaguen un comportamiento discriminatorio de esta naturaleza, transgrediendo así las políticas de no discriminación que los representantes de Wal-Mart dicen que la empresa posee y, si es de esta manera, es muy probable que tenga un conjunto de sanciones estipuladas en sus leyes internas para actuar y aplicarlas en casos como estos.

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